20 de junio de 2012

ANIMULA VAGULA, BLANDULA



Hospes comesque corporis,/ Quae nunc abibis in loca/ Pallidula, rigida, nudula,/ Nec, ut solis, dabis iocos... P. AELIUS HADRIANUS, Imp.

...Como todo el mundo, sólo tengo a mi servicio tres medios para evaluar la existencia humana : el estudio de mí mismo, que es el más difícil y peligroso, pero también el más fecundo de los métodos; la observación de los hombres, que logran casi siempre ocultarnos sus secretos o hacernos creer que los tienen; y los libros, con los errores particulares de perspectiva que nacen entre sus líneas. He leído casi tolo lo que han escrito nuestros historiadores, nuestros poetas y aun nuestros narradores, aunque se acuse a estos últimos de frivolidad; quizá les debo más informaciones de las que pude recoger en las muy variadas situaciones de mi propia vida. La palabra escrita me enseñó a escuchar la voz humana, un poco como las grandes actitudes inmóviles de las estatuas me enseñaron a apreciar los gestos. En cambio y, posteriormente, la vida me aclaró los libros (...)

En cuanto a la observación de mí mismo, me obligo a ella aunque sólo sea para llegar a un acuerdo con ese individuo con quien me veré forzado a vivir hasta el fin, pero una familiaridad de casi sesenta años guarda todavía muchas posibilidades de error. En lo más profundo, mi autoconocimiento es oscuro, interior, informulado, secreto como una complicidad. En lo más impersonal es tan glacial como las teorías que puedo elaborar sobre los números: empleo mi inteligencia para ver de lejos y desde lo alto de la propia vida de otro. Pero estos dos medios de conocimiento son difíciles; el uno exige un descenso, y el otro una salida de uno mismo. Llevado por la inercia, tiendo como todos a reemplazarlos por una mera rutina, una idea de mi vida parcialmente modificada por la imagen que de ella se hace el público, por juicios en bloque, es decir falsos, como un patrón ya preparado al cual un sastre inepto adapta penosamente nuestra tela propia. Equipo de valor desigual; instrumentos más o menos embotados. Pero no tengo otros, y con ellos me fabrico lo mejor que puedo una idea de mi destino de hombre (...)

Estos fragmentos de Memorias de Adriano, libro de Marguerite Yourcenar ( traducido al castellano por Julio Cortázar) presenta tras una inmersión profunda de la escritora la vida de un gran hombre, el emperador Adriano, en la edad madura cuando los seres humanos inician un difícil y doloroso viaje hacia el recuerdo ("la arquitectura trágica del mundo interior"). Este hombre escribe sus memorias,en la primera persona narrativa, al más tarde también emperador Marco Aurelio. En uno de los fragmentos de los "Cuadernos de notas" a las Memorias de Adriano cita una significativa frase de Flaubert" muy a propósito para caracterizar a este gran hombre, el emperador Adriano:

"Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único desde Cicerón a Marco Aurelio en que sólo estuvo el hombre"

                                                                                                                                                     


Borrador-2009


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